viernes, 26 de diciembre de 2014

Juguetes

Leí un artículo en la revista Muy Interesante sobre la necesidad de los juguetes y decidí ahondar en el tema.

En 2013, cada niño español recibió como media siete juguetes, aunque es una cifra muy inferior a las de otros países de nuestro entorno, como Reino Unido (39) y Alemania (25).


Los juguetes están presentes en todas las épocas y culturas, son una herramienta imprescindible para el desarrollo intelectual y emocional de los niños. Se ha comprobado experimentalmente que el juguete cumple un papel clave en los procesos de maduración, sirve para que los niños más pequeños aprendan la relación causa - efecto ("si empujo el cochecito, se mueve") y ejerciten el cálculo de probabilidades. Sirven también para desarrollar habilidades como la atención, la representación, la simbolización o la resolución de problemas.


Jean Piaget hizo una clasificación que divide los juguetes según tres modalidades: hasta los dos años, sonajeros, espejos y muñecos musicales estimulan los sentidos y la motricidad; de dos a seis años, aparecen los disfraces, las cocinitas o los juegos de construcción, que promueven la memoria, el autocontrol y la imaginación; y a partir de los seis, los niños se someten a los reglamentos complejos de los deportes, juegos de mesa o actividades como la comba y la rayuela.

Algunos padres se obsesionan con la etiqueta "educativo" y Catherine Tamis-LeMonda, profesora de psicología aplicada, cualquier objeto corriente puede cumplir el mismo cometido, a menudo triunfa lo más simple, como ponía humorísticamente de manifiesto un famoso anuncio televisivo:




En estas fechas está a tope la campaña navideña, una época de estrés para los padres, ilusión para los niños y de esperanzas para el sector juguetero español, que concentra en las tres últimas semanas del año viejo y la primera del nuevo más del 40 % de sus ventas anuales. 
Pese a la gran competencia del ocio electrónico (videojuegos, aplicaciones para móviles...) el objeto tridimensional y manoseable de toda la vida sigue ganando.

El tema sobre los videojuegos está muy de moda. Los especialistas están divididos sobre sus ventajas o inconvenientes con respecto al juguete convencional.
Algunos creen que los dispositivos móviles están más cerca de la simulación y que los videojuegos ayudan  a manejar grandes flujos de información, a lidiar con el error y la equivocación de una manera sana, a perder.

Otros, sostienen que no favorecen precisamente la dimensión social del individuo y pueden producir problemas de comportamiento, algunos han llegado a plantear que retrasan la adquisición del lenguaje.






En mi opinión, hay que fomentar más los juguetes tradicionales, los de toda la vida, la típica muñeca o los coches con la que todos hemos jugado, aunque también son útiles las nuevas tecnologías. De los padres depende fomentar un buen uso de ellas.

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